ÁNGELA SIERRA

Desde su juventud, Ángela siempre mostró una empatía innata hacia los demás, inspirada por un profundo sentido solidario. Dedicada y compasiva, su generoso corazón la llevó a hacerse agente social donde trabaja incansablemente para ayudar a aquellos que lo necesitan. Como trabajadora de la junta de Andalucía, su labor consiste en acoger personas desamparadas que encuentra en la calle, brindándoles apoyo y orientación.

Para saber más de Ángela

Aunque siempre actúa con la mejor intención, en el contexto de la historia, Ángela desencadena una serie de acontecimientos cruciales para el desarrollo de la misma. Su presencia, aunque puntual, es un faro de esperanza en los momentos más oscuros de la vida de Mika Mesta, demostrando que incluso los errores pueden convertirse en oportunidades para el crecimiento y la conexión humana.

ANDRÉS COTARELO

Conocido como «Andy», es un licenciado en informática que ha tenido que emigrar a Estados Unidos en busca de oportunidades laborales. Aunque brillante en su carrera, Andy se siente inseguro ante el temor a perder el amor de Mika Mesta, su pareja en una relación a distancia. Su lucha entre el amor y el miedo, lo convierten en un personaje complejo y controvertido, aunque no menos real.

Para saber más de Andy

Desde su juventud, siempre ha estado enamorado de Mika, pero las circunstancias los separaron y su deseo de mantener el afecto de Mika, en ocasiones lo lleva a manipularla sutilmente, tratando de alejarla de cualquier cosa que lo aparte de su atención. A pesar de sus esfuerzos, Andy se enfrenta a la realidad de que Mika empieza a tener otras responsabilidades y aspiraciones que pueden distanciarlos.

ELVIRA GONZÁLEZ

Una estudiante de doctorado originaria de Málaga, cuya presencia en la historia revela una lucha interna y una vulnerabilidad emocional profunda. Elvira enfrenta desafíos personales y emocionales significativos, sintiéndose atrapada en un ciclo de auto-duda y falta de confianza en sí misma, que la lleva a tener interiorizada la idea de que ceder antes las presiones y manipulaciones del sistema patriarcal que la rodea, es aceptable en medio de su desesperación por alcanzar sus objetivos académicos.

Para saber más de Elvira.

Su interacción con Mika Mesta, revela una dinámica compleja de traición, compasión y nobleza. Elvira por su parte, acomete un viaje interno de autodescubrimiento y autoaceptación en su lucha contra el síndrome del impostor, en la búsqueda constante de su propia voz y valor en un mundo que a menudo la hace sentir insignificante.

OLAS DE FUEGO ANARANJADAS

¿Sabes que el humo es combustible y todo lo que necesita es una buena mezcla de oxígeno con calor para encenderse?

Pues sí, el humo puede arder. Además es un efecto muy bonito de ver cuando la capa de gases y humos calientes que flotan cerca del techo de un recinto se incendian. Le reconozco incluso cierto efecto hipnótico.

¿Cómo te lo podría describir? ¿Nunca has visto el agua del océano desde el fondo? ¿No te has tumbado en el fondo arenoso del mar y has observado hacia arriba el efecto tan bonito que producen las olas, deslizándose sobre la superficie? Aunque sea en un documental de la 2. Pues es precioso y te lo recomiendo este verano.

Esa combinación del movimiento del agua y el efecto caleidoscópico que producen en la luz solar cuando ésta se filtra a través de la superficie es una de las mejores cosas que pueden verse en esta vida.

Además, si no tienes botella de oxígeno, el tiempo que puedes disfrutar del efecto es limitado, lo que eleva la sensación psicológica de deseabilidad por miedo a perdértelo, reportándole cierta aura de escasez que aumenta su valor.

Pues el efecto del ver el humo ardiendo desde el suelo es similar al de las olas del mar. De hecho este efecto es utilizado en uno de los primero ejercicios que hacemos en la academia para detectar si alguno de los nuevos candidatos es claustrofóbico (miedo a los sitios cerrados) o pirofóbico (miedo al fuego).

El ejercicio consiste en encerrarnos un par de instructores y unos diez candidatos dentro de un contenedor de metal cerrado a cal y canto y todos equipados al completo, con máscaras y botellas de aire.

Ellos se tumban en el suelo mirando hacia el techo. Los instructores nos colocamos uno delante y otro detrás por si hay que sacar de urgencia a alguno de los candidatos.

A continuación hacemos un fuego dentro del recinto y pronto el humo negro y denso se propaga hasta el techo y allí se va acumulando más humo, más gases y más calor hasta que llega un momento en el que uno de los instructores, deja pasar a través de una ventanilla un poco de oxígeno fresco del exterior.

Inmediatamente, la mezcla letal se enriquece y eso provoca el efecto que os estoy contando. Como digo, el humo se incendia empezando por el extremo en el que ha penetrado el oxígeno y ese efecto de olas de fuego anaranjadas, de una belleza maravillosa e indescriptible, recorre la totalidad de la capa de gases flotantes sobre el techo del recinto como una onda que avanza lenta pero inexorablemente hasta que todo ese humo está ardiendo ante tus ojos.

Pues bien, os he contado todo esto porque le tenía echado el ojo a uno de los candidatos. Sabía que tenía miedo a los lugares cerrados y solo me faltaba saber si también le tenía miedo al fuego.

Empezamos el proceso tal y como os he contado. Entramos, se tumban, iniciamos el incendio, se acumulan gases y humos calientes… En este momento no estaba muy cómodo pero aguantaba. Seguimos y dejamos entrar oxígeno, el fuego se prende por un extremo y al cabo de pocos segundos todo el techo estaba en llamas, tan bellas como peligrosas.

Unos ojos a través de la máscara dicen mucho más que las palabras y los del chico  clamaban por salir de allí así que solo tenía que esperar para ver si pedía salir pero ocurrió algo que no esperaba.

El candidato tumbado al lado, disimulada pero decididamente le ofreció su mano y éste la acepto. Era una chica. En ese momento repasé su trayectoria desde que entró hasta este instante. En un par de momentos la vi distraída pero aparte de eso su comportamiento fue impecable.

En caso es que sus guantes de intervención se entrelazaron y juraría que fue aquella fue la primera vez que lo hicieron. Supongo que hubo muchos deseos antes, pero ocurrió allí, delante de mis ojos y el efecto fue anestesiante. El chico se calmó con ayuda de ella y acabó superando la prueba.

Creo que aquel día algo más que el techo se prendió y vaya lugar más extraño para que salte la chispa de amor. El caso es que no volví a ver a esa chica distraída ni tampoco a él nervioso.

¿Sabes que el humo es combustible y todo lo que necesita es una buena mezcla de oxígeno con calor para encenderse? Es parecido al amor.

BRUNO FERNÁNDEZ

Es un hombre que parece haber caído de pie en la vida, confiando en su inteligencia innata y en su físico portentoso para obtener lo que desea sin demasiado o ningún esfuerzo. Su actitud despreocupada y su falta de ambición hacen que valore más el mundo de la noche y las discotecas que cualquier otro aspecto de su existencia.

PARA SABER MÁS DE BRUNO

Por lo demás, Bruno se toma vida con humor, indiferencia y jamás a tenido actitud ni disciplina para ningún proyecto personal, ni especial gusto por la profesión de bombero. Su verdadera pasión reside en disfrutar de la vida sin complicaciones ni responsabilidad.